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Estrategias para establecer límites saludables en grupos de niños

Estrategias para establecer límites saludables en grupos de niños

En el complejo mundo de las dinámicas grupales de niños de 7 a 10 años, establecer límites es esencial para mantener un ambiente armonioso y productivo. La habilidad para establecer límites efectivos es fundamental. Sin embargo, este proceso va más allá de simplemente imponer reglas; implica una reflexión profunda y una comprensión delicada de las necesidades y emociones de los niños. Aquí, exploraremos por qué es esencial que los profesionales reflexionen sobre ciertos aspectos al establecer límites para evitar dañar a los niños involucrados.

Empatía: conectar con el mundo emocional del niño

La empatía es la piedra angular al establecer límites. Como profesionales, debemos esforzarnos por entender el mundo emocional del niño. ¿Qué los motiva? ¿Qué les asusta? ¿Qué ha desencadenado su comportamiento? ¿Están emocionados, aburridos o necesitan atención? Al ponernos en su lugar, podemos establecer límites que respeten sus emociones y necesidades individuales y nos permite establecer límites de manera efectiva y compasiva.

Por ejemplo, imaginemos a Luis, un niño extrovertido que a menudo interrumpe las clases. Trata de entender si lo hace por entusiasmo o por necesidad de atención, para abordar la situación con empatía.

Comunicación clara: usa un lenguaje que resuene con los niños

La comunicación clara es esencial. Los límites deben explicarse de manera sencilla y comprensible para los niños. Utilizar un lenguaje que resuene con ellos es crucial. Evitemos jergas complicadas y optemos por palabras y frases que los niños puedan entender fácilmente. Además, es vital evitar ridiculizar al niño o repetir patrones que perpetúen su comportamiento, ya que la idea es transformar la situación y ayudar, no perpetuar dinámicas negativas.

Por ejemplo, pensemos en Diego, un niño apasionado por los dinosaurios pero que a menudo se excede en sus explicaciones durante las actividades educativas. En lugar de regañarle, usemos un lenguaje que refleje comprensión y aprecio por su entusiasmo.

Podríamos decirle: «Diego, me encanta lo apasionado que eres por los dinosaurios. Quiero que sigas compartiendo tu conocimiento, pero también necesitamos tiempo para que otros también puedan hablar. ¿Qué te parece si esperamos hasta que todos hayan tenido la oportunidad de hablar y luego puedes compartir más sobre los dinosaurios?»

Paciencia: el proceso de aprendizaje requiere tiempo

La paciencia es una virtud en el proceso de establecer límites. Los niños necesitan tiempo para procesar la información y comprender las expectativas. Debemos permitirles espacio para hacer preguntas, expresar sus emociones y aprender a través de la experiencia. Además, es importante reconocer que un comportamiento correcto un día puede necesitar recordatorios al siguiente, ya que están integrando una nueva forma de relacionarse.

Por ejemplo, reflexionemos sobre Marta, una niña curiosa pero distraída que a menudo olvida las reglas del juego durante las actividades grupales. En lugar de reprenderla inmediatamente por su falta de atención, practiquemos la paciencia. Podríamos recordarla suavemente las reglas cada vez que se olvide, reforzando el mensaje con calma y empatía. Si Marta olvida nuevamente, en lugar de frustrarnos, podríamos repetir las reglas con una sonrisa, recordándola amablemente cómo jugar el juego correctamente.

Con el tiempo y la repetición paciente, Marta comenzará a recordar las reglas por sí misma, demostrando que la paciencia y la consistencia son las claves para el aprendizaje efectivo.

Creatividad: adaptarse a las diferentes personalidades de los niños y situaciones

Cada niño es único, lo que funciona para uno puede no funcionar para otro. La creatividad es clave para adaptar los límites a diferentes personalidades y situaciones. Los enfoques deben ser flexibles y ajustarse según las necesidades individuales de cada niño. Como guías comprensivos, debemos ser tan variados como los niños a los que estamos enseñando, adaptándonos a sus personalidades y desafíos únicos. Ser creativos en nuestras estrategias nos permite conectar con cada niño de una manera significativa, mostrándolos que sus diferencias son valoradas y que sus necesidades son importantes para nosotros. La creatividad en el establecimiento de límites es la clave para cultivar un ambiente donde cada niño florezca.

Por ejemplo, hablemos de Pedro, un niño enérgico y extrovertido, podríamos canalizar su entusiasmo asignándole roles activos dentro del grupo, como ser el líder del equipo durante los juegos, brindándole así una salida positiva para su energía.

Consistencia: establece patrones de comportamiento claros

La consistencia es fundamental para establecer patrones de comportamiento. Los límites deben aplicarse de manera coherente para que los niños comprendan las expectativas. Al ser consistentes en nuestras expectativas y consecuencias, proporcionamos un marco seguro para que los niños comprendan cómo deben comportarse.

La inconsistencia puede llevar a confusión y frustración en los niños. La consistencia no solo establece patrones de comportamiento claros, sino que también muestra a los niños que somos predecibles y confiables. Esta confianza en nuestras respuestas les da la seguridad emocional necesaria para explorar y aprender en un ambiente seguro y estable.

Por ejemplo, pensemos en Miguel, un niño curioso y enérgico que a menudo desafía las reglas del aula. Si un día ignoramos su comportamiento desafiante y al siguiente lo reprendemos vigorosamente, confundimos a Miguel. En cambio, seamos consistentes en nuestras respuestas. Cada vez que desafía las reglas, apliquemos las mismas consecuencias, ya sea un tiempo fuera o una conversación calmada sobre sus acciones. Al hacerlo, Miguel comprende que sus acciones tendrán las mismas consecuencias cada vez, lo que le brinda un sentido claro de lo que se espera de él. La consistencia le proporciona seguridad y estructura, ayudándolo a comprender y seguir las reglas establecidas.

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Consideraciones importantes

El impacto en la autoestima

Una intervención inadecuada puede dañar la autoestima del niño, haciéndolo sentir incomprendido o rechazado. Es crucial abordar los comportamientos problemáticos sin juzgar al niño, enfocándose en la acción en lugar de etiquetar al niño como «malo». En vez de reprender, expliquemos por qué ciertos comportamientos no son adecuados y ofrezcamos alternativas constructivas. En este caso, si un niño está interrumpiendo constantemente, expliquemos que todos merecen ser escuchados y que pueden levantar la mano para compartir sus ideas en el momento adecuado.

No confundir límites con autoridad

Establecer límites firmes pero flexibles es fundamental para un entorno grupal saludable. Los límites son como las líneas en un campo de juego, definen el área de juego, pero también permiten cierta flexibilidad dentro de ese área. La autoridad, por otro lado, no se trata de control dictatorial, sino de guiar y enseñar a los niños cómo comportarse adecuadamente.

Para comprenderlo mejor, conozcamos a Laura, una niña creativa y a veces distraída durante las actividades en el aula. Al establecer límites, le decimos: «Laura, durante nuestra actividad de pintura, necesito que todos permanezcáis en vuestros asientos para evitar derrames y confusiones. Puedes usar cualquier color que desees, pero asegúrate de mantener la pintura en el papel».

En este caso, el límite es claro y específico, permanecer en el asiento durante la actividad de pintura. Sin embargo, Laura, siendo creativa, a menudo necesita un poco más de espacio para expresarse. En lugar de imponer autoridad de manera rígida, podríamos ser flexibles. Si Laura se siente más cómoda trabajando en un caballete o en un espacio designado con más libertad de movimiento, podríamos adaptarnos a sus necesidades individuales dentro de los límites establecidos.

Aquí, mostramos firmeza al mantener el límite esencial para la actividad, pero también mostramos flexibilidad al adaptarnos al estilo de aprendizaje y expresión individual de cada uno. Esta combinación de límites claros y adaptabilidad demuestra a los niños que sus necesidades son importantes y que estamos dispuestos a escuchar y ajustarnos, fomentando así un ambiente donde puedan prosperar y aprender de manera efectiva.

Y para resumir

En resumen, el impacto en la autoestima de los niños está estrechamente vinculado a cómo se manejan las intervenciones y los límites en su entorno. Es esencial abordar los comportamientos problemáticos con comprensión y empatía, evitando etiquetas negativas que puedan dañar su autoimagen.

La clave radica en establecer límites claros pero flexibles, delineando las reglas del juego mientras se permite cierta adaptabilidad para satisfacer las necesidades individuales de los niños. Al hacerlo, no solo estamos enseñando normas y comportamientos adecuados, sino también mostrando a los niños que son valorados y que sus voces son escuchadas, creando así un ambiente propicio para su crecimiento emocional y aprendizaje efectivo.

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Autora: Rebeca Carrasco García

Psicóloga y psicoanalista en Self psicólogos Majadahonda

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Bibliografía

Aguilera, J. M. A. (2010). El desarrollo del tacto pedagógico:(o la otra formación del educador) (Vol. 30). Graó.

Heinsen, M. (2018). Autoestima y tacto pedagógico en edad temprana: orientaciones para educadores y familias (Vol. 69). Narcea Ediciones.

Rosales, G. I. (2017). El tacto pedagógico: una propuesta de la enseñanza ética. Dilemas contemporáneos: Educación, Política y Valores.

Palabras clave: establecer límites, dinámicas grupales, niños de 7 a 10 años, empatía, comunicación clara, paciencia, creatividad, consistencia, autoestima, inteligencia emocional, autoridad, adaptabilidad, entorno grupal saludable, comportamiento adecuado, crecimiento emocional, aprendizaje efectivo.

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