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Qué hago si a mi hijo sufre acoso escolar (Bullying)

Qué hago si a mi hijo sufre acoso escolar (Bullying)

Históricamente, la violencia es un fenómeno muy extendido en nuestra cultura y alcanza diversas expresiones y magnitudes en todas las sociedades. El ámbito escolar no ha escapado a manifestaciones de este tipo, como el acoso escolar o bullying, y aunque durante muchas décadas ha pasado casi desapercibido, las distinta consecuencias que genera en los niños y jóvenes, deben alertar a las autoridades, gobiernos y medios de comunicación en todo el mundo.

El concepto de acoso escolar o bullying fue introducido por el psicólogo escandinavo Dan Olweus en 1993. Este insistió en llamar la atención sobre las preocupantes tasas de suicidio juvenil y su relación con las agresiones físicas y emocionales que se presentaban en los entornos educativos. Actualmente, sabemos que este fenómeno afecta, al menos en España, a cerca de 11.229 personas. Esta cifra fue reportada por la ONG Internacional Bullying Sin Fronteras y el Observatorio Internacional del Bullying y Ciberbullying entre enero 2021 y febrero de 2022.

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A continuación, presentamos un acercamiento sobre este fenómeno y sus consecuencias, así como algunas claves para identificarlo y poder actuar.

¿Qué es el acoso escolar o bullying?

De acuerdo con Amnistía Internacional (2019), el acoso escolar es una forma de agresión u hostigamiento que puede ser verbal, física, psicológica o relacional. Se desarrolla de manera deliberada y constante en el tiempo. Y se caracteriza por la existencia de un fuerte desequilibrio de poder entre iguales, que puede ser real o percibido. En este contexto, el acosador aprovecha dicho desequilibrio, para obtener un beneficio (material o no), mientras que su víctima puede llegar a desarrollar una serie de trastornos o problemas psicológicos que afectan su salud mental. Esto, además de impedirle defenderse, puede llegar a desencadenar conductas autodestructivas.

Además del entorno escolar, es decir, recreo, baños, pasillos, aula de clases, transporte, comedor u otros, el bullying también puede reproducirse fuera de la escuela e incluso en el entorno virtual. En este último caso, se conoce como ciberbullying a la conducta donde el agresor aprovecha el anonimato de las redes sociales y el internet, para difundir información falsa sobre la víctima, ejercer amenazas o intimidación.

¿Quiénes suelen ser víctimas de acoso escolar o bullying?

En principio, cualquier niño(a) o adolescente en edad escolar puede ser víctima de acoso a lo largo de su proceso educativo. No obstante, estadísticamente se han mostrado que, en algunas edades y a raíz de ciertas condiciones, un menor puede ser más o menos vulnerable a esta conducta.

De acuerdo con la Fundación Mutua Madrileña y ANAR, el bullying afecta casi en idéntica proporción a niños y niñas, 49% vs 51%, respectivamente. Excepto en los casos de Ciberbullying en los que las niñas son mucho más propensas. Por su parte, la edad más habitual en la que se suele presentar este fenómeno es en los menores entre los 12 y 13 años; los casos suelen disminuir después de esta edad.

Adicionalmente, algunos de los factores que potencian esta conducta, están asociados a menores que se diferencian del resto en función de sus discapacidades, defectos físicos, origen étnico, habilidades para las relaciones sociales o no seguir patrones de conducta-gustos, iguales a los de la mayoría.

¿Cómo saber si mi hijo(a) o alumno(a) es víctima de acoso escolar o ciberbullying?

Las afectaciones que el acoso escolar produce en sus víctimas, van mucho más allá de las expresiones físicas de violencia como heridas o moretones. En este sentido, detectar si un menor está siendo blanco de abusos o acoso escolar puede resultar complejo.

En la mayoría de los casos, los(as) afectados van a procurar ocultarlo o no pedir ayuda, gracias a la misma parálisis que genera la situación (Sevilla & Sánchez, 2022). Sin embargo, es fundamental que padres de familia y docentes estén atentos a una serie de síntomas o señales que pueden alertar sobre esta condición. Algunos de estos indicadores son:

  • Cambios de conducta en el niño(a) o adolescente (cambios posturales o de hábito de ropa para cubrirse más de lo normal)
  • Desinterés o apatía por asistir a clase
  • Irritabilidad, ansiedad o nerviosismo cuando se aproxima el momento de ir a la escuela
  • Aislamiento, tristeza, ataques de llanto
  • Bajo rendimiento académico
  • Trastornos del sueño como pesadillas, insomnio, descontrol de esfínteres
  • Trastornos de la alimentación como falta de apetito o apetito compulsivo; vómitos o espasmos estomacales
  • Conductas de huida y evitación
  • Negación de los hechos e incongruencia
  • Ideas o intentos de suicidio
  • Marcas físicas de abuso o dolor físico

Cómo actuar frente al acoso escolar y ciberbullying

Si has seguido las señales indicadas anteriormente, e identificas que algunas de ellas se corresponden con el comportamiento o la situación de un menor de tu entorno, es importante tener claras algunas medidas o protocolos de acción para enfrentar el caso. A continuación, recopilamos ciertas recomendaciones y acciones que pueden ayudar a contrarrestar la situación o mejorar el estado del menor vulnerable.

Mantén y refuerza la comunicación

o más importante es hacerle sentir al niño(a) afectado(a) que tiene a alguien en quien puede confiar o apoyarse. Empatiza con él/ella y hazle sentir que la situación que enfrenta no es su culpa; evita restar importancia a los hechos o alentarle a enfrentarlos de manera directa si no se siente cómodo(a). Por ejemplo, dedica un tiempo cada día para hablar con tu hijo o hija sobre cómo fue su día. Pregunta de manera abierta y sin juzgar, como ‘¿Hubo algo que te hizo sentir incómodo/a hoy?’ o ‘¿Hay algo que te gustaría contarme?’ Esto no solo abre canales de comunicación, sino que también demuestra que te importa lo que está viviendo y que estás ahí para apoyarlo/a.»

Evalúa los hechos que comenta el menor y establece comunicación con el centro educativo

En este sentido, es importante establecer comunicación con el encargado(a) de la escuela para considerar los hechos, barajar soluciones y emprender sanciones a los responsables (ANAR, 2017). Por ejemplo, si tu hijo o hija te cuenta que un compañero lo/a ha estado molestando repetidamente durante el recreo, anota detalles específicos como las fechas, horas y lugares donde ocurrieron los incidentes, así como los nombres de los involucrados. Luego, programa una reunión con el profesor(a) o director(a) de la escuela para discutir estas notas y colaborar en la búsqueda de soluciones efectivas para detener el acoso.

Buscar ayuda para reestablecer el equilibrio emocional de la víctima

Evaluar las afectaciones del menor y buscar ayuda profesional para subsanarlas es primordial para que el niño(a) supere la situación de la mejor forma. Al respecto, trabajar la autoestima, comunicación y las habilidades sociales pueden ser una excelente manera de restituir la confianza en sí mismo y generar herramientas para enfrentar situaciones similares en el futuro. Por ejemplo, si notas que tu hijo o hija muestra signos de ansiedad o retraimiento, considera la posibilidad de llevarlo/a a un psicólogo infantil especializado en acoso escolar. El profesional puede realizar sesiones de terapia donde se trabajen aspectos como la autoestima y la resolución de conflictos, además de proporcionarte pautas para apoyar a tu hijo/a en casa.

Haz seguimiento del caso y mantén contacto con el centro educativo

Frente a las situaciones de acoso, es importante procurar que se resuelvan y que los implicados asuman sus responsabilidades para evitar que se repita. Es por eso que es primordial hacer seguimiento y evaluar que el centro educativo se encargue de emprender las acciones necesarias. En caso contrario, se debe acudir a una inspección educativa o a las autoridades judiciales en última instancia (ANAR, 2017). Por ejemplo, si después de una reunión con los responsables de la escuela no observas cambios o medidas concretas para abordar el acoso, toma nota de las respuestas y acciones (o falta de ellas) de la institución. Si la situación persiste, presenta una queja formal ante la inspección educativa con la documentación recopilada. Si aún no hay una resolución, no dudes en contactar a las autoridades judiciales para asegurar que se tomen las medidas adecuadas para proteger a tu hijo/a.

Enseña al menor cómo establecer límites y tener confianza en sí mismo

La prevención del acoso empieza desde casa; por esto, es fundamental educar a los menores desde valores como el respeto hacia sí mismos y hacia los demás, así como en la autoconfianza para hacer respetar sus derechos y espacios ante las agresiones de los otros. Por ejemplo, puedes practicar con tu hijo o hija diferentes situaciones en las que pueda decir ‘no’ de manera firme y segura, como cuando alguien intenta burlarse de él/ella o presionarlo/la para hacer algo que no quiere. Esto no solo les ayuda a saber cómo reaccionar en el momento, sino que también refuerza su autoestima y seguridad personal.

 

Escrito por Self Psicólogos en Majadahonda

 

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Bibliografía

Amnistía Internacional (05 de junio de 2019). España: acoso escolar, un problemainvisible que precisa un sistema de denuncias útil de verdad, más información aquí

ANAR (2017). Cómo detectar y actuar ante el acoso escolar, manual para padres y profesores, en, más inforación aquí

Bullying Sin Fronteras (2022). Estadísticas de Bullying en ESPAÑA 2020/2021. 11.229 casos, en,  más información aquí

Sevilla, M & Sánchez, M., (2022). Bullying, más información aquí ,

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