Estrategias para superar el duelo por la pérdida de un ser querido
Enfrentarse al vacío que genera la pérdida de un ser querido puede ser una de las experiencias más dolorosas que alguien pueda experimentar. El mundo parece dar un giro completo y todo pierde sentido mientras nos sumergimos en una fuente inagotable de dolor que parece no tener fin. Sin embargo, es importante comprender que estos sentimientos son normales y, aunque pueda resultar increíble, con el tiempo y el proceso adecuado, se pueden aliviar y eventualmente desaparecer.
¿Qué es el duelo?
La palabra «duelo» proviene del latín «dolus» y significa dolor, aflicción y lástima. El duelo es un proceso que nos permite aceptar una pérdida, adaptarnos a ella y encontrar un equilibrio entre nuestro mundo interno y externo en nuestra nueva realidad. Sentir ese dolor es necesario para poder superar la pérdida, ya que de lo contrario el proceso de duelo puede complicarse y volverse traumático. Para romper el vínculo con un ser querido es necesario pasar por un proceso de separación en el cual gradualmente permitamos espacio para experimentar sentimientos de pérdida, preocupación por la persona fallecida, tristeza, entre otros.
Cuando perdemos a alguien, todo en nuestra vida requiere una reorganización. A veces, incluso debemos asumir roles que esa persona solía desempeñar. Nuestros objetivos cambian y nuestras relaciones se reajustan, ya que el vínculo con la persona fallecida ya no existe. Un proceso de duelo normal puede durar entre uno y dos años, y durante este tiempo es común experimentar la sensación de que la persona no ha fallecido, que volverá en algún momento o incluso pensar que ha ido a un lugar específico.
Los ritos funerarios
Los ritos funerarios desempeñan un papel significativo en el proceso de elaboración del duelo. Aunque en ocasiones no son suficientes o pueden ser limitados, como en tiempos de pandemia, cumplen varias funciones importantes. Estas funciones incluyen la manifestación de la realidad de la pérdida, la oportunidad de experimentar el dolor en compañía de seres queridos y la posibilidad de que otras personas relacionadas con el fallecido también expresen su propia pérdida. Los ritos funerarios proporcionan un espacio para honrar al ser querido, compartir recuerdos y despedirse, brindando un sentido de cierre y permitiendo que la comunidad se una en el proceso de duelo.
Las tareas del duelo
A continuación, describiré las cuatro fases o tareas del duelo según J. William Worden (2013). Es importante tener en cuenta que cada persona puede experimentar el duelo de manera única y no todas las fases se siguen necesariamente en un orden específico. Sin embargo, estas tareas proporcionan una guía útil para afrontar el proceso de duelo de manera saludable.
Tarea 1: Aceptar la realidad de la pérdida
Cuando perdemos a un ser querido, es natural que nos cueste aceptar la realidad de su ausencia. La negación es una etapa común del proceso de duelo, donde experimentamos la sensación de que la pérdida no es real. Podemos tener comportamientos de búsqueda, como intentar comunicarnos con la persona fallecida o confundirla con otras personas que compartan rasgos similares. Sin embargo, para avanzar en el duelo, es crucial llegar a un punto de aceptación de la nueva realidad.
La negación puede manifestarse de diferentes formas, como negarse a enterrar el cuerpo, minimizar el dolor al decir que la persona no era importante o era una mala persona, o aferrarse a los objetos del fallecido. Algunas personas incluso recurren a hablar con el espíritu del ser querido. Para aceptar la pérdida, no basta con una comprensión racional, también es necesario abordar la pérdida emocionalmente. Los rituales tradicionales, como los funerales, desempeñan un papel importante al ayudar a las personas a validar y aceptar la realidad de la pérdida. En situaciones donde no es posible asistir a un funeral, se pueden explorar otras formas de validar la realidad de la pérdida, como asistir a una misa conmemorativa o realizar un ritual significativo con los seres queridos que conocían a la persona.
Tarea 2: Elaborar el dolor de la pérdida
El dolor por la pérdida de un ser querido se experimenta de manera individual y varía en intensidad para cada persona. Es importante reconocer que todos experimentamos el dolor y no tratar de evitarlo o negarlo. En nuestra cultura, a menudo se intenta sacar rápidamente a las personas de su dolor, lo que puede ser contraproducente. Frases como «el tiempo lo cura todo» o «eres joven y puedes tener más hijos» reflejan esta actitud. Sin embargo, la negación y evitación de los sentimientos de dolor pueden prolongar el sufrimiento y dificultar el proceso de duelo.
La negación puede servir como un mecanismo para evitar sentir y procesar el dolor, así como para evitar pensamientos dolorosos asociados. Otras formas de negación incluyen idealizar al fallecido, recurrir al consumo de alcohol como forma de escape o evitar hablar de la persona fallecida. Cuando la evitación de estos sentimientos persiste, la persona puede caer en un estado depresivo. Es fundamental elaborar y enfrentar el dolor de la pérdida para poder avanzar en el proceso de duelo y no arrastrar ese dolor a lo largo de la vida.
Tarea 3: Adaptarse a un mundo sin el fallecido
Cuando perdemos a un ser querido, necesitamos realizar adaptaciones en nuestra vida. Podemos encontrarnos con la tarea de reorganizar los roles que la persona fallecida desempeñaba en nuestra vida o incluso redefinir nuestra identidad en las áreas donde esa persona era parte integral. Estas adaptaciones pueden abarcar desde tareas cotidianas, como asumir responsabilidades que antes correspondían al fallecido, hasta ajustar nuestras rutinas, como dejar de visitar un lugar especial los domingos. Es posible que necesitemos aprender nuevas formas de realizar ciertas actividades o encontrar nuevas fuentes de apoyo emocional.
Además, puede surgir la necesidad de realizar una adaptación espiritual, ya que la pérdida desafía nuestros valores fundamentales y nuestras creencias. En nuestra búsqueda de sentido, es posible que necesitemos explorar y reevaluar nuestras creencias y encontrar una nueva forma de conexión espiritual.
Cuando una persona encuentra dificultades para adaptarse a la pérdida, puede caer en una sensación de desamparo e incluso aislarse de los demás. Es importante buscar apoyo y comprensión durante este proceso de adaptación, permitiéndonos experimentar el dolor y aceptando que la vida ha cambiado irreversiblemente.
Tarea 4: Encontrar una conexión perdurable con el fallecido mientras se embarca en una nueva vida
El vínculo emocional que tenemos con el ser querido perdura a pesar de la ausencia física de este. Sin embargo, la vida debe continuar, y es necesario encontrar un nuevo lugar para esa persona en nuestra vida emocional. No se trata de poner fin al vínculo, sino de encontrar una forma de mantenerlo presente mientras seguimos adelante. El amor que sentíamos por esa persona fallecida debe ser redirigido hacia otros aspectos de nuestra vida.
Es importante evitar aferrarse tanto al pasado que nos impida avanzar y construir una nueva vida. Si nos quedamos anclados en el momento de la pérdida, deteniendo el tiempo en ese instante, podemos encontrar dificultades para elaborar el duelo de manera saludable. Es necesario permitirnos vivir nuevas experiencias, establecer nuevas relaciones y encontrar formas significativas de honrar y recordar al ser querido en nuestro camino hacia la reconstrucción de una vida plena.
Al encontrar una conexión perdurable con el fallecido y embarcarnos en una nueva vida, podemos preservar su legado y mantener viva su memoria mientras seguimos creciendo y encontrando la felicidad en nuevas experiencias.
Síntomas de un duelo patológico
A menudo, muchas personas pueden afrontar y elaborar el duelo sin la ayuda de un terapeuta. Sin embargo, en casos en los que el duelo se vuelve patológico, crónico o incompleto, la asistencia de un terapeuta puede resultar beneficiosa. Cuando el duelo se vuelve patológico, pueden manifestarse diversas formas, como:
- Sentirse deprimido, enojado o ansioso y tener dificultades para retomar la vida diaria.
- Experimentar una falta de emociones hacia la pérdida y seguir adelante como si nada hubiese ocurrido.
- Negar la realidad de la pérdida o incluso experimentar sentimientos contradictorios, como alegría por la partida de la persona.
- Y otras manifestaciones similares.
Un duelo se considera elaborado cuando logramos aceptar la ausencia de la persona fallecida y recuperamos nuestra estabilidad emocional. El paso del tiempo no implica que olvidemos, sino que nos permite soltar y seguir adelante. En el proceso de elaborar el duelo, debemos encontrar una manera de recordar y honrar al ser querido, al mismo tiempo que construimos nuestra vida y buscamos un nuevo equilibrio emocional.
Cuando el duelo se vuelve complicado o persistente, un terapeuta especializado puede ayudarnos a explorar y procesar nuestras emociones, brindarnos herramientas para afrontar el duelo de manera saludable y proporcionarnos un espacio de apoyo y comprensión. Su experiencia y orientación pueden ser fundamentales para superar los obstáculos y encontrar el camino hacia la sanación emocional.
Autora: Rebeca Carrasco García
Psicóloga y Psicoanalista en Self Psicólogos Majadahonda
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Bibliografía
Puigarnau, A. P. (2011). Las tareas del duelo.
Worden, J. W., Aparicio, Á., & Barberán, G. S. (2013). El tratamiento del duelo: asesoramiento psicológico y terapia. Barcelona: Paidós.
4 Comentarios
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05/01/2022 at 12:19[…] Posible perdida de seres queridos y del trabajo […]
M.M
08/02/2022 at 21:51Me ha encantado, gracias.
El duelo por desaparición de un ser querido
08/02/2022 at 21:41[…] y religiosos que nos rodean, las respuestas emocionales ante una pérdida serán diferentes .El duelo es un proceso normal, doloroso e inesperado en respuesta a la muerte de un ser querido o de una […]
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22/03/2023 at 15:12[…] Si quieres saber más sobre el duelo lee nuestro artículo la perdida de un ser querido. […]