La lucha contra el estigma en salud mental

¿Qué es el estigma en salud mental?

Imaginemos una persona con una vida social activa, que vive sola, trabaja en algo que le gusta, y está desarrollando su vida con aparente normalidad. De pronto, esta persona sufre un episodio de algún tipo relacionado con la salud mental, y tiene que ingresar en una institución en la que pasa un tiempo indefinido. Cuando sale, intenta recuperar su trabajo, pero no la vuelven a contratar. Sus padres deciden que no puede seguir viviendo en solitario y su círculo social se ve reducido, ya que apenas puede salir.

¿Esta situación sería igual si en lugar de una enfermedad mental sufriera diabetes o un paro cardíaco?

Claro que no, esta persona estaría sufriendo el estigma relacionado con la salud mental. El estigma en salud mental consiste en crear barreras para la integración en sociedad de las personas que tienen algún diagnóstico mental,  ya que se les identifica con el trastorno o con los síntomas, o se les asocia a estereotipos ensalzados por los medios de comunicación.

¿Cómo se genera el estigma en salud mental?

Para entender el estigma en salud mental debemos entender los estereotipos, los prejuicios y la discriminación:

Los estereotipos

Todos caemos en estereotipos. Son estructuras de conocimiento cognitivas que nos ayudan a clasificar el mundo en que nos encontramos. Si bien cumplen ciertas funciones como las de agrupar a las personas en categorías, debemos siempre cuestionarlos, ya que generan una imagen y una relación de pertenencia a un grupo que debemos desafiar constantemente si no queremos caer en los prejuicios.

Los prejuicios

Son las consecuencias emocionales y cognitivas de caer en estereotipos. Es decir, como nos hace sentir estar junto a una persona estereotipada, y las conductas que están asociadas a esas cogniciones. Por ejemplo, podemos sentir tensión si las percibimos como personas diferentes o  peligrosas y relajación si las percibimos como personas afines a nosotros.

La discriminación

Es el acto conductual de los prejuicios. La discriminación nos conduce a un alejamiento de los círculos o personas sobre las que tenemos prejuicios o estereotipos. Es importante cuestionar nuestros prejuicios y nuestras primeras impresiones sobre las personas, ya que nos podemos estar perdiendo una parte muy importante del mundo, precisamente por un prejuicio basado en un estereotipo que tenemos en la cabeza.

Estigma y sociedad

Socialmente, el estigma en la salud mental ocurre cuando todos los elementos relacionados (etiquetado, estereotipos, separación, pérdida de estatus y discriminación) actúan sobre una persona en una situación de opresión y en oposición a un eje privilegiado. Establecemos para ello dos condiciones: la desigualdad es notoria y el grupo estigmatizador se encuentra en una posición de ventaja sobre el estigmatizado.

Dichas desigualdades sociales se hacen patentes en todos los ámbitos de la vida de la persona, ya que, en este caso concreto, debemos hablar de personas, cosa que muchas veces se olvida a la hora de tratar en salud mental. Por tanto, las personas con algún tipo de episodio relacionado con la salud mental se convierten en dobles víctimas: de su historia y del sistema de salud mental, ambos inscritos en una sociedad que les apartan y que les tiene miedo. Los profesionales somos los primeros que debemos tener especial cuidado al tratar estos temas y no desarrollar actitudes estigmatizantes hacia éstas personas.

El estigma público

¿Cuántas veces hemos escuchado: “las personas con esta enfermedad son muy agresivas”? Habría que preguntarse de dónde viene esta afirmación, y posiblemente sería de películas y charlas coloquiales en los que se presentan hechos aislados como constituyentes de un estereotipo. Las ideas que nos venden desde los medios de comunicación, en gran medida, acaban alimentando prejuicios y sustentando los estereotipos.

Por tanto, el estigma en la salud mental acaba provocando tres reacciones diferentes:

• Miedo: “Son personas muy peligrosas”.
• Autoritarismo: “Son personas libres y rebeldes, no se pueden adaptar a la sociedad”.
• Paternalismo y sobreprotección: Los reducen a niños que no pueden valerse por sí mismos.

Debemos tener en cuenta el aspecto social de los ejes de opresión. Es decir, las personas privilegiadas por gozar de poder social, económico o político no se pueden ver afectadas por el estigma que las personas que no gozan de esa posición, precisamente porque carecen de ello.

¿Cómo luchar contra el estigma en salud mental?

En primer lugar, fomentar la educación y el contacto con estas personas, lo cual solo puede ser beneficioso para derribar prejuicios y acabar con los estereotipos perpetuados en los medios de comunicación y la industria del entretenimiento.

En segundo lugar, y fundamental, entender que son personas, no un conjunto de síntomas con patas que amenazan nuestra tranquilidad. Tienen sus intereses, sus gustos, sus inquietudes y su forma de ver la vida. Escúchalos y deja que ellos encuentren su lugar en el mundo sin que nosotros les pongamos barreras para ello.

Y por último, hay plataformas que hablan desde la experiencia de dichas personas y nos pueden ayudar a entender mejor la salud menta. Todas ellas son muy buenas formas de escuchar el discurso de estas personas y comprender mejor que sienten y les ocurre.: A continuación te dejo algunas:

• Asociación FLIPAS GAM
• Participación en el día del orgullo loco (24 de mayo)
• Radio NIKOSIA

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Autor: José Luis Blázquez De Jesús

Psicólogo General Sanitario en Self Psicólogos Majadahonda

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Arnaiz A, Uriarte J. J, Estigma y enfermedad mental. 49Norte de salud mental nº 26 • 2006 • pag49–59.

Corrigan PW, Roe D, Tsang HW. Challenging the stigma of mental illness: lessons for therapists and advocates. New York: Wiley-Blakwell; 2011.

Link BG, Phelan JC, Bresnahan M, Stueve A et al. Public conceptions of mental illness: labels, causes, dangerousness, and social distance. Am J Public Health 1999;89(9):1328-1333.

Lopez M, El estigma en salud mental, Psychology, society & education 2012, vol. 4, Nº 2, pp 131-136.

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