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¿Tengo el síndrome del impostor?

¿Tengo el síndrome del impostor?

¿En ocasiones tienes la sensación de lo que haces no es suficiente? ¿Sientes que tu éxito es cuestión de suerte? ¿Estás en tensión por miedo a que descubran que eres un fraude? Si te sientes identificado con alguna de estas preguntas, quizás sufras del síndrome del impostor.

En este artículo te describo en que consiste el síndrome del impostor, cómo detectarlo y cómo trabajar en ello para que no te limite en tu día a día.

¿Qué es el síndrome del impostor?

Cuando alguien tiene el síndrome del impostor siente cosas como pensar que no está haciendo suficiente, que no está a la altura de las situaciones o que no es bueno en lo que hace. A menudo, las personas que padecen el síndrome del impostor temen ser descubiertos, y creen que están haciéndose pasar por algo que no son. Por ejemplo, si dan una charla sobre un tema en el que son expertos, pueden sentir que son un fraude. Además, cuando tiene éxito creen que fue suerte o que sucedió por causas externas. Estas personas nunca creen que el éxito se deba a sus habilidades o su valía personal. Estos sentimientos pueden afectar a distintos áreas de su vida, aunque afectan más en lo laboral.

A veces,  todos podemos sentirnos así en algún momento, pero las personas con síndrome del impostor lo sienten todo el tiempo, lo cual, puede ser abrumador y agotador, y por lo tanto, generar mucha ansiedad.

¿Cómo saber si sufro el síndrome del impostor?

A continuación describimos algunas características que te pueden ayudar a identificarlo. Al explorar estas facetas del sentimiento de no ser suficiente, podemos comprender mejor cómo afectan diversas áreas de la vida y trabajar hacia la construcción de una autoimagen más saludable y positiva.

Inseguridad y falta de confianza: 

La sensación persistente de no ser competente o valioso, acompañada de una falta de confianza en las propias habilidades y capacidades. Por ejemplo, durante una entrevista de trabajo, a pesar de estar cualificado, se experimenta la creencia de no ser lo bastante bueno para el puesto, con la constante comparación con otros candidatos.

Atribuir el éxito a la suerte:

Atribuir los logros personales más a factores externos como la suerte o el azar, en lugar de reconocer las propias habilidades. Por ejemplo, conseguir el trabajo soñado y atribuirlo principalmente a la suerte, e ignorar tus habilidades y esfuerzos.

Miedo a ser descubierto:

Tener un temor constante de ser descubierto como un impostor, y sentir  que en cualquier momento los demás notarán que no eres tan competente como pareces. Por ejemplo, estar en el trabajo con la constante tensión de que descubran que no mereces estar allí, generando un estado de alerta y ansiedad.

Perfeccionismo:

Búsqueda obsesiva de la excelencia, con una auto exigencia desmesurada y la creencia de que solo lo perfecto es aceptable. Por ejemplo, sentir una presión constante por ser perfecto en el trabajo.

Autosabotaje:

Sabotear de forma activa el propio éxito a través de pensamientos y comportamientos autodestructivos que refuerzan la creencia de no ser suficiente. Por ejemplo, dejarse llevar por un diálogo interno negativo, convencerse de que no vale la pena intentar ciertas cosas porque anticipas el fracaso.

 

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¿Cómo trabajar el síndrome del impostor?

Sufrir este síndrome puede llegar a ser agotador. Sentir esas sensaciones de no ser suficiente o el miedo a ser descubierto puede afectarnos a todas las esferas de nuestra vida (personal, laboral, social, etc). Por ello es muy importante identificarlo, tomar conciencia y poder trabajar en ello. Comentaremos algunas estrategias para poder afrontarlo:

Autocompasión

Es importante tratarnos a nosotros mismos de una manera amable, sin críticas ni juicios. Por ejemplo, en vez de decirnos que hemos aprobado un examen porque era “fácil”, “ha sido suerte” podemos decirnos: “he aprobado porque he estado estudiando, he trabajado bien la asignatura.”

Reconocer tus logros

Ir aprendiendo poco a poco a reconocer las cosas que vamos consiguiendo, felicitarnos y poder valorarlo. Atribuir los éxitos a causas externas (el azar o la suerte) nos generará inestabilidad. Poder valorarlo nosotros mismos nos aportará más seguridad y estabilidad. Podemos comenzar a practicarlo felicitándonos por aprobar exámenes, por ejemplo. O por sacar proyectos adelante (si se trata del ámbito laboral), finalizar una maratón, criar a un hijo, etc.

Rodearnos de gente que nos reconozca

Este apartado también es importante; rodearnos de gente que nos quiere, nos admira y reconozca nuestros logros nos ayudará a vernos con otros ojos. A veces necesitamos que una persona nos valore para aprender a valorarnos a nosotros mismos. Un amigo o un familiar nos dirá: “has estado estudiando mucho para este examen y te mereces la nota que has sacado en esta asignatura, enhorabuena”.

Ser realistas

Siendo realistas, ¿crees que has llegado a dónde estás ahora (un puesto de trabajo, sacar un examen, una carrera, criar unos hijos, etc.) por suerte o por azar?”. Hazte esta pregunta cuando sientas que no ha sido por tu capacidad que hayas conseguido algo.

Aprender que no podemos ser perfectos

Aprender a soltar la exigencia, la necesidad de control y ser conscientes de que vamos a cometer fallos. Esto, aunque aparentemente suene contradictorio nos aliviará. Si pensamos que tenemos que ser perfectos, generamos una gran autoexigencia (con todo lo que ello conlleva). Si somos conscientes de que somos humanos y hemos cometido errores y los seguiremos cometiendo, nos liberará. Y soltaremos el lastre con el que estábamos cargando al pretender ser perfectos. Quizás te interese nuestro artículo sobre como ser menos perfeccionista y auto exigente.

En conclusión

El síndrome del impostor puede manifestarse y se puede experimentar de diferentes maneras y en distintos ámbitos de nuestra vida. No debemos normalizar las inseguridades que se experimentan de manera continua. Esperamos que las claves que se han mostrado a lo largo del artículo te hayan podido aclarar; y que junto con las estrategias mostradas puedas comenzar a trabajar en ello.

 

Autora: Carmen Díez

Psicóloga General Sanitaria en Self Psicólogos Majadahonda

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Bibliografía

Cadoche, E., & Montarlot, A. D. (2021). El síndrome de la impostoraPenínsula.

Jiménez, E. F., & Moreno, J. B. (2000). El pesimismo defensivo y el síndrome del impostor: análisis de sus componentes afectivos y cognitivosRevista de psicopatología y psicología clínica5(2), 115-130.

Palabras clave: síndrome del impostor, perfeccionismo, inseguridad, fraude, autoexigencia.

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